Influence

 the shape of leadership

Liderar desde la segunda fila

Un estudio de 10 semanas para equipos de liderazgo

Stephen Blandino on October 11, 2024

He desempeñado diversas funciones ministeriales, como pastor de jóvenes, pastor ejecutivo y pastor principal. Cada puesto era único y ofrecía una perspectiva diferente del liderazgo de la iglesia.

Como pastor principal, ahora me doy cuenta de que algunas de las lecciones más importantes las aprendí liderando cuando no estaba al mando. Esto se conoce a veces como liderazgo de segunda fila.

En Leading from the Second Chair [Liderar desde la segunda fila], los autores Mike Bonem y Roger Patterson definen a un líder de segunda fila como «una persona en un papel subordinado cuya influencia en los demás añade valor a toda la organización».

En el ministerio de una iglesia, estas personas suelen ocupar puestos de pastor en nómina. No están al mando, pero también ejercen influencia.

Entonces, ¿cómo liderar cuando no eres la persona que está al mando? Creo que liderar desde una postura de subordinación requiere cuatro compromisos fundamentales.

1. Asociarse con el pastor. Puede que los pastores en nómina no estén a cargo de la visión, la comunicación o la recaudación de fondos, pero sin duda pueden apoyar y desempeñar un papel vital en todas esas funciones.

Estos líderes se asocian con el pastor para colaborar en el avance de la misión de la iglesia. Sirven en el mismo equipo y deben defender lo que Dios ha llamado a hacer al pastor y a la congregación.

2. Proteger su corazón. Los pastores en nómina navegan por el espacio entre estar a cargo de la visión y ser responsables de ella.

Los líderes de la segunda fila deben tomar la iniciativa de aprender, crecer y mejorar.

A muchos les cuesta asumir este papel porque quieren ser los capitanes del barco. Les molesta dejar que otro lo dirija. Es importante entregar esos sentimientos a Dios y someterse a su plan.

Sin el corazón adecuado, el líder de la segunda fila corre el riesgo de sabotear la visión, y al pastor, que Dios le ha llamado a servir. Por lo tanto, el líder debe cuidarse de los celos, el descontento, la crítica, la divisibilidad, la negatividad y el orgullo.

3. Dar prioridad a la visión. Los líderes de la segunda fila anteponen la visión del pastor a sus propias ambiciones e ideas. Esto no significa renunciar a las esperanzas personales para el futuro. Simplemente significa que mantienen el enfoque adecuado.

Algunos miembros del equipo pueden imponer al pastor o a la congregación proyectos personales, actividades secundarias y visiones alternativas. Pero tomar el camino correcto significa elegir el servicio por encima de los sueños y deseos personales.

4. Desarrollar las habilidades. Por último, los pastores en nómina desarrollan un conjunto esencial de habilidades para servir eficazmente en sus funciones. Llegan a ser competentes a la hora de dirigir a otros, crear equipos, gestionar sistemas, tomar decisiones, comunicar y crear cultura.

Sin estas habilidades, pueden tener un corazón para el ministerio, pero carecen de la capacidad para administrarlo con eficacia.

Los líderes de la segunda fila deben tomar la iniciativa de aprender, crecer y mejorar. El desarrollo personal y profesional es un hábito de vida que les servirá no solo en sus puestos actuales, sino también dondequiera que Dios los lleve después.

Esta entrega de Haz que valga la pena expone 10 cualidades esenciales para liderar cuando no estás al mando.

Para leer el PDF haga clic en la imagen a continuación.


 

Adaptado de la edición de otoño de 2024 de la revista Influence.

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