El momento y el mensaje

La creación de cultos de adoración memorables y significativos, especialmente durante temporada de navidad

Chris Colvin on November 18, 2019

Recuerdo claramente mi primer sermón. Tenía dieciséis años y recién empezaba a mojarme los pies en el ministerio, era una bola de nervios. Estaba emocionado de tener la oportunidad de compartir lo que tenía en mi corazón y temeroso de que lo haría todo mal. Pasé semanas en la preparación, la escritura y repaso de mis anotaciones.

El resultado fue un mensaje que por momentos se apartaba del tema, pero que tal vez una o dos veces dio en el clavo. Lo más discordante de mi mensaje era que no tenía conclusión. Cuando llegué al final de mis anotaciones dije: «Bueno, y esto es todo».

Al terminar, mi pastor de jóvenes me felicitó y me dio unos consejos. (Además, era profesor de inglés, así que sabía algunas cosas sobre comunicación.)

«La mayoría de mis alumnos fallan en incluir la conclusión a sus discursos», dijo con gentileza. Eso se me quedó grabado. En los años que siguientes, enfoqué mucha energía en terminar bien los mensajes. Y, sé que no soy el único. Me ha tocado estar en reuniones donde hemos pasado casi una hora debatiendo sobre los últimos cinco minutos de un sermón. Algunos predicadores ven la conclusión del mensaje como la parte más importante del sermón. El pensamiento predominante es que los oyentes son más propensos a recordar lo último que usted dijo.

Aunque olvidar la conclusión no es algo bueno, ahora entiendo que no es la parte más crucial del mensaje. Tendrá otras oportunidades para hacer que su mensaje sea memorable y significativo.

En vez de preparar un sermón con un bosquejo de tres puntos y una conclusión, ¿por qué no abordarlo como una serie de momentos?

Tome un momento

Recuérdese de su última Navidad. ¿Qué es lo que más recuerda? Quizás sea un regalo especial que dio o recibió, una gran cena, o tan solo el tiempo que pasó con su familia. Las largas filas del Viernes Negro, la limpieza después de que sus hijos rompieron los envoltorios de los regalos; quizás estos no sean los primeros recuerdos que vengan a su mente. Probablemente, lo que mejor recordará son los momentos que vivió en medio de todo eso.

Los recuerdos que creamos son selectivos. Después de esa Navidad, usted no recordará los momentos aburridos, pero sí pensará en lo emocionante. Nuestra memoria funciona de esta manera para crear experiencias significativas.

Chip y Dan Heath registran esta idea en su libro The Power of Moments [El poder de los momentos]. Escriben acerca de cómo compañías y líderes utilizan esos momentos para conectar al personal, mejorar la experiencia del cliente y fomentar un cambio verdadero. Ellos definen el momento como «una experiencia breve que es memorable y al mismo tiempo significativa».

Todo el culto de adoración del fin de semana debería incluir aspectos memorables y significativos. Significativo en el sentido de que sus miembros en la audiencia tengan oportunidades de encontrarse con Dios; y memorable en el sentido de que saldrán del culto con algo que los alentó y desafió para la semana.

¿Qué mejor fecha en el año para crear momentos memorables y significativos que la Navidad? Durante el culto de Navidad usted tiene muy poco tiempo para alcanzar a los visitantes que llegan por primera vez. Aproveche el poder de los momentos para que valgan la pena.

Una investigación realizada por los Heaths, mostró que la mayoría de las personas no se acuerdan del principio o el final de un evento, pareciera que filtran lo trivial. Nos acordamos de aquellas cosas que definen toda la experiencia. Si usted tuvo una buena cena, tal vez recuerde un bocado específico que comió del filete cocido a término medio.

Los momentos pueden reforzar el significado. La manera en que las personas se sienten acerca de un evento dependerá de los momentos que hayan experimentado. A veces es solo un momento. Si no hay momentos destacables, no se forma el recuerdo. En otras palabras, esos momentos no tienen una significancia real. Es como recordar un día laboral de la semana pasada en que nada relevante sucedió. Usted sabe que fue a su oficina, almorzó, tuvo una o dos charlas, pero no hubo algo que dejara una impresión definitiva.

Piense en momentos

Cuando nuestros cultos en la iglesia carecen de enfoque, todo el culto puede estar desprovisto de dirección. Pero, cuando pensamos en términos de momentos podemos enfocar nuestros esfuerzos en una dirección específica y así crear una experiencia que será la chispa que transformará vidas. Esto nos lleva a tener cultos de adoración que son memorables y significativos. Consideremos cómo alcanzar esta meta en sus próximos cultos de Navidad.

Andy Stanley enseña una dirección enfocada para los sermones en su libro Comunicación, la clave para lograr cambios duraderos. En vez de dar múltiples puntos con diferentes aplicaciones y diversas ideas, escoja una idea y dé forma a todo su sermón adaptándolo a ella.

De igual manera, Craig Groeschel sostiene que se debe tener un propósito definido detrás de cada sermón. Él sugiere que se responda a tres preguntas: ¿Qué quiero que las personas sepan? ¿Qué quiero que hagan? ¿Cómo quiero que se sientan? Esto nos ayuda a desarrollar una idea clara y principal.

Una vez que usted tiene un punto clave para sus predicaciones de Navidad, empiece a dar forma al momento o a los momentos del mensaje y de todo el culto en torno a esa idea.

Sin un punto claramente definido, usted construirá momentos creativos solo por la creatividad. Aunque capte la atención, ¿hacia dónde la enfoca?

Después de determinar el punto principal en torno al cual construirá un momento o los momentos, comience a pensar en momentos. Esto requiere algo de creatividad y colaboración. Es de vital importancia que los miembros de su equipo estén todos de acuerdo.

Pero ¿qué significa pensar en momentos? Los Heaths señalan cuatro elementos que definen el poder de los momentos: elevación, entendimiento, orgullo y conexión. Utilice cualquiera de estos, o todos, cuando planifique los momentos para el culto de adoración y el mensaje.

La elevación es un profundo sentido de deleite que se eleva por encima de lo común. Recibir una tarjeta de navidad de un viejo amigo o desenvolver una reliquia de familia que su abuela le dio puede despertar un sentido de elevación. ¿Cómo puede hacer que su culto incluya algo similarmente especial?

Cuando aprendemos algo nuevo de nosotros mismos o del mundo que nos rodea, esto es entendimiento. Podría venir acompañado de una cita o historia inspiradora. También puede producir una acción significativa.

Cuando usted experimenta un gran logro, con certeza se sentirá orgulloso. Quizás recuerde o hasta reviva esos momentos con tan solo mirar un antiguo recuerdo o trofeo de una carrera en que obtuvo el primer lugar, un boletín de calificaciones donde recibió una excelente calificación en todas las materias, o una tarjeta de agradecimiento de un miembro de su iglesia.

La conexión podría llegar a ser el elemento más poderoso de todos. Cuando compartimos estas experiencias, aumenta tanto la apreciación como la reflexión. Por ese motivo, el tiempo de Navidad es tan difícil para algunas personas que no tienen familia. Y por eso es importante crear un culto que incluya y nos conecte con otros.

Este artículo se enfoca sobre cómo el poder de los momentos puede ser utilizado en las predicaciones de Navidad, pero es igualmente importante entender que los momentos también pueden ser utilizados en otras áreas del ministerio. Piense en estos cuatro elementos y cómo puede implementarlos en su iglesia. Quizás encuentre que hay una mejor respuesta por parte de las personas si cada vez piensa en términos de momentos.

Mensajes y momentos

¿Cómo usamos los momentos en nuestros sermones? ¿Cómo hacemos para pensar en momentos? Yo creo que la mejor manera de hacerlo es planificar el culto y el sermón sistemáticamente. A medida que se desarrolla el culto, busque maneras de usar un momento que grabe la nota más memorable y significativa.

La creación de un momento o momentos en el culto de Navidad no es crear un espectáculo. Es predicar en relación con un punto.

Cuando lo considere en orden, encontrará tres áreas donde el pensar en momentos tiene un impacto en su mensaje. Primero, su sermón es un momento del culto de adoración, y puede ser considerado como el momento. Segundo, su sermón debe incluir al menos un momento. Tercero, su sermón, al llegar a la conclusión, debe conducir a un solo momento de respuesta.

Observe cada uno de estos. Al leer, piense en su próximo sermón o culto de adoración y cómo el hecho de pensar en momentos puede hacerlos mejorar mucho.

El sermón es el momento del culto de adoración. Como el comunicador principal, es fácil sugerir que el mensaje es el momento al que nos conduce el culto de adoración. Esto nace de un compromiso de predicar el evangelio a quienes nos escuchan (Romanos 10:14). Por otro lado, ¿qué nos dice esto sobre las demás partes del culto o del ministerio de su iglesia?

Un día mientras conversaba con uno de los pastores de los grupos pequeños en la iglesia donde yo trabajaba. Sin dar mucha importancia, mencioné algo que había escuchado decir al pastor principal: que el sermón del fin de semana es el enfoque mayor de todo el culto. De hecho, en su punto de vista, era la culminación del trabajo de toda una semana. Nuestro pastor de grupos pequeños no estaba de acuerdo.

Entendí el punto de vista del pastor de grupos pequeños. Después de todo, cuando uno tiene tantos ministerios diferentes en la iglesia que compiten por recibir atención, sería desalentador o contraproducente ponerlos en segundo lugar. Sin embargo, en nuestras iglesias, la predicación del evangelio es algo que miramos como el centro.

Si nuestra meta es la formación espiritual, guiar a la gente a una relación más cercana con Dios, entonces ¿cómo podemos maximizar nuestros cultos de adoración? La Dra. Stephanie Nance, pastora para la formación espiritual de los adultos de Chapel Springs Church (AG) en Bristow, Virginia, sugiere que podemos tener ministerios diversos y al mismo tiempo, un enfoque en la predicación.

«En un culto de adoración, la gente debe sentir que ha entrado en algo que los mueve a un lugar diferente de donde se encuentran», dice ella.

Y es allí precisamente donde esos momentos entran en juego.

«Cuando la gente está delante de Dios se siente más vulnerable y está dispuesta a dejarse mover, así que debemos poner mucha atención al proceso», dice Nance.

Usar su sermón como un lugar para tales momentos puede producir ese movimiento deseado. Por eso es crucial que no veamos el sermón durante el tiempo de Navidad como solo un relleno. Este puede convertirse en un momento de transformación para cualquiera que escuche.

«La palabra de Dios continúa creando, formando y conduciendo al pueblo a lo que Dios los está llamando a ser a través de Cristo y en Él», dice ella.

Y el sermón mismo es lo que hace eco de las palabras de Dios. El sermón, en sí, puede ser el momento más instrumental que usted cree cada semana.

No obstante, de alguna manera debemos medir nuestro entusiasmo. Nance señala que no está mal enfocar demasiada atención en el mensaje, pero podría ser limitador. Ella sugiere que, si bien la predicación tiene un lugar destacado, también debe ser vista como un movimiento entre los demás movimientos en el culto de adoración. Todas estas partes deben fluir juntas y en armonía.

No se trata solo de crear un momento a través de un sermón, sino de crear una atmósfera con múltiples áreas de ministerio para guiar a la gente a ese momento.

Cuando todos están en un mismo acuerdo, con un mismo pensamiento, cada semana, su equipo trabajará unido y no por separado. Su equipo de adoración puede seleccionar canciones que lleven a ese pensamiento. El ministerio de niños puede alinear sus enseñanzas con las suyas. Aun sus ujieres tienen un rol que cumplir, asegurarse de limitar la distracción durante el momento crucial del mensaje. Cuando todos trabajan unidos, sucede algo maravilloso.

Un sermón debe incluir al menos un momento. Dentro del mismo sermón, habrá múltiples oportunidades de crear momentos. Obviamente, tal vez usted piense en ilustraciones, pero podría también ser una frase bien expresada, una lección objetiva o hasta un vídeo.

Cuando los pastores piensan en crear momentos, a menudo se recurre al humor. En el teatro se conoce como el alivio cómico. Esencialmente, durante una dramatización, uno de los personajes dirá algo cómico para provocar risas y dar a la audiencia un descanso de la seriedad. Lo mismo sucede con los sermones. La comedia en un mensaje puede captar la atención de su congregación, bajar la actitud defensiva y preparar a las personas para una respuesta más adelante.

Jeremy Johnson, pastor principal de North Point Church (AD) en Springfield, Missouri, es conocido por su ingenio. Para él, crear momentos cómicos en un sermón es algo natural. Sea un chiste bien ubicado en el mensaje o una ilustración cautivante sobre la plataforma, él tiene esa habilidad para captar la atención de la gente.

«Yo soy raro», dice Johnson. «No sé si soy gracioso, pero probablemente sea un poco diferente».

Ser diferente puede conducir a momentos memorables, pero no siempre tiene que ver con el humor. La creación de un momento o momentos en el culto de Navidad no es crear un espectáculo. Es predicar en relación con un punto.

Según Johnson, «lo divertido es una parte emocional, cualquier llamado a la acción debe apelar a las emociones. Para mí, es menos estructurado. No es comenzar con humor y finalizar con seriedad; es comunicar un punto y hacerlo con fervor. Si podemos sentirlo, podemos hacerlo».

Esos momentos no solo son memorables, son significativos porque nos conducen a un llamado a la acción.

Un sermón conduce a un solo momento de respuesta. Finalmente, su mensaje debería llevar a alguien a un momento, o sea, un punto de decisión; conocido también como un llamado a la acción. Pero ¿a qué nos referimos exactamente cuando le pedimos a la gente que actúe?

Oaks Church en el área de Dallas mezcla los momentos de decisión con el discipulado. El pastor ejecutivo Mark Brewer, explica que el discipulado es el enfoque central de todo lo que ellos hacen. Sencillamente, un sermón debe convertirse en un momento que produzca discipulado.

«La responsabilidad número uno de cada integrante del ministerio es hacer discípulos», dice Brewer. Esto incluye a la persona que entrega el mensaje.

Pero ¿qué tan bien ha estado haciendo esto la iglesia en los Estados Unidos? No muy bien, según Brewer.

«En Mateo 28, Jesús nos dio las órdenes», dice Brewer. «La iglesia occidental entendió muy bien el aspecto de la enseñanza». Lo hacemos muy bien desde el púlpito, por Internet y a través de los Podcasts».

No obstante, hacer discípulos comienza con una relación. Uno no puede dirigir a alguien que no conoce. Así que la conexión entre las personas se convierte en un momento al cual Oaks Church quiere llegar cada semana.

El momento del mensaje es algo así: Cada sermón concluye con una explicación clara del evangelio. En vez de pedir a la gente que levante la mano para hacer una oración, el pastor le pide a cada persona en la iglesia que se acerque a alguien que está cerca y le pregunte si él o ella necesita tomar una decisión ese día. Esto intencionalmente crea un momento cada semana, una ocasión decisiva que es difícil de ignorar.

El momento no finaliza allí. Recuerde, el momento no es solamente una oración; es llevar a alguien al discipulado. Si el vecino dice que necesita tomar una decisión ese día, los dos pasan al frente juntos. Oran juntos y empiezan un programa de discipulado juntos, aprendiendo juntos los fundamentos de la fe cristiana.

¡Es una gran tarea, pero es significativa y memorable para muchos! Piense en el efecto que tiene pasar al frente con otra persona y comenzar una relación de discipulado juntos. Es un momento transformador en la vida. Y todo es posible porque todos los miembros del ministerio están de acuerdo, el pastor está dispuesto a ser intrépido al respecto y la congregación está dispuesta a aceptar el desafío.

Los momentos en su mensaje pueden cambiar la historia de la vida de muchos, desde una cita inspiradora hasta el llamado al arrepentimiento, desde una ilustración humorística hasta el inicio de un discipulado. El próximo mensaje que predique puede contener un momento que afecte a muchos. ¿Cómo aprovechará el poder de ese momento?

Chris Colvin es un editor contribuyente de la revista Influence y se especializa en la investigación de sermones para pastores e iglesias. Él vive en Springfield, Missouri.

Este artículo apareció originalmente en la edición noviembre/diciembre 2019 de la revista Influence.

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