Influence

 the shape of leadership

Sé tu propio líder

Nueve principios para transformarte en un líder más efectivo

Rod Loy on November 3, 2021

El autoliderazgo es para todos. Desde una edad temprana, empezamos a desarrollar habilidades básicas de autoliderazgo. Incluso el niño pequeño cuando lo entrenan para que deje los pañales, tiene que aprender a identificar por sí mismo momentos de necesidad y las acciones correctas correspondientes.

A medida que crecemos, el autoliderazgo se torna mucho más desafiante. De la administración del tiempo a la gestión de las tareas, de preparar un presupuesto a seguirlo, y de establecer metas a mantenerlas, aprender a autoliderarse es una tarea de toda la vida. La mayoría de nosotros ha logrado dejar los pañales, pero pocos hemos logrado dominar por completo el autoliderazgo.

Cuanto más asciendes en el liderazgo, más son las responsabilidades que añades, y más importante llega a ser el autoliderazgo. Liderar a una iglesia no es fácil, en especial en el clima actual de enojo y división. Pero, aunque es difícil liderar a otros, la persona más difícil a la que tendrás que liderar es a ti mismo.

En ocasiones hasta a los líderes experimentados les cuesta mantenerse enfocados, llegar al próximo nivel de liderazgo, desarrollar relaciones sanas y controlar sus emociones. Todas estas cuestiones están relacionadas con el autoliderazgo.

Ya seas miembro del personal, misionero, pastor principal o líder distrital, primero tienes que liderarte a ti mismo. Algunos lo consideran un arte. ¡Yo simplemente lo considero difícil!

Yo todavía sigo aprendiendo a autoliderarme. No soy un experto, pero he descubierto nueve principios útiles.

1. Toma decisiones clave de actitud con antelación. Considera situaciones con las que puedes encontrarte, y predetermina tu respuesta. Por ejemplo, ¿cómo responderás cuando alguien se queja de tu sermón? La próxima vez que sientas que quieres dirigirte a un miembro del personal levantando la voz con enojo, ¿qué harás en vez de eso? ¿Cómo reaccionarás cuando el voto en la reunión de la junta directiva no refleja lo que tú deseas?

Pensar bien en tales situaciones de antemano te ayudará a tomar mejores decisiones cuando las cosas estén calientes. Bajo presión, volverás a tus reacciones naturales. Para evitar eso, toma la decisión correcta con anticipación.

A mí no me gusta el conflicto. Mi reacción natural cuando me enfrento con el conflicto es retirarme. Pero esa no siempre es una manera sana de pastorear. Así que decidí no huir de la tensión.

Hace unos meses, me sentí traicionado por un amigo cercano y miembro del equipo. Mi primer instinto fue retirarme, y no dedicarle tiempo ni atención al que me causó la ofensa. Pero dado que había predeterminado mi reacción, me reuní con esa persona lo antes posible. De ese modo, no pude cambiar de parecer y retirarme.

De modo similar, he predeterminado aquello que discutiré en mi matrimonio. Cuando sucede algo trivial, no hago alboroto ni me quejo. ¿Por qué? Ya he tomado la decisión de dejarlo pasar.

En la Escritura, un pasaje clave de autoliderazgo es Filipenses 2:5-8:

Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano.

Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.

Jesús tomó su decisión en torno a su actitud con antelación a la cruz. Pudo permanecer en silencio mientras era insultado y golpeado porque ya había decidido cuál sería su actitud: la de un siervo humilde y obediente.

2. Gestiona decisiones que ya has tomado. Después de tomar decisiones de antemano, debes gestionar enérgicamente esas decisiones.

Por ejemplo, imagina que decides ponerte en forma haciendo ejercicio físico cinco veces por semana. Gestionar esa decisión significa atenerte al compromiso, incluso cuando desearías hacer otra cosa. O si decides mantener una actitud positiva en toda situación en lugar de acudir al hábito de la crítica, deberás practicar no opinar sobre el asunto hasta que tengas algo positivo para decir.

La mayoría de las personas puede tomar buenas decisiones. La diferencia entre los líderes efectivos y los poco efectivos está en la gestión diaria de esas decisiones.

Los líderes deficientes en el autoliderazgo ignoran sus límites basados en principios y, en vez de eso, recurren a lo que consideran oportuno en el momento. Esto puede conducir a relaciones no saludables, a malas decisiones financieras y a traspiés ministeriales.

Como cristianos, nuestro proceso de toma de decisiones no es solo un acto de voluntad, sino también un ejercicio espiritual. El apóstol Pablo escribió acerca de llevar «cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo» (2 Corintios 10:5).

Puede que tus pensamientos no siempre sean acertados. Pero con la ayuda del Espíritu Santo, puedes llevar cautivos esos pensamientos y hacer lo correcto, más allá de tus emociones.

3. Vive desinteresadamente. Filipenses 2:3-4 dice: «Con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás».

A menudo, la falta de autoliderazgo fluye del egoísmo. Sé lo que debo hacer, pero quiero hacer algo distinto. Sé que no debería perder los estribos, pero me enojo por lo que hizo la otra persona. Sé que no debería criticar, pero no estoy de acuerdo con lo que otros están haciendo. Sé que mi reacción está mal, pero la situación no parece ser justa.

El autoliderazgo deficiente se concentra en el «yo» y en lo «mío». Conducirme bien requiere dar prioridad a los pensamientos, sentimientos y necesidades de otros. Y debe prevalecer la mentalidad de otros primero y yo último.

El autoliderazgo es mucho más que vivir conforme a tus prioridades. Es vivir las prioridades que Jesús estableció para tu vida. No importa lo que quieres; lo que importa es lo que Él quiere. Según la Escritura, ¿qué es lo correcto? ¿Cómo puedes poner a Dios y a otras personas primero y seguir el ejemplo abnegado de Jesús?

4. Cultiva la autoconsciencia. Tengo un amigo que es un líder de alto nivel en su organización. Él es una persona capaz e inteligente, pero tiene una reputación de usar a las personas en vez de valorarlas. Desafortunadamente, mi amigo no se da cuenta de cómo su estilo de liderazgo lastima a las personas a las que lidera.

Para autoliderarte, debes desarrollar comprensión de lo que estás haciendo y cómo otros lo están recibiendo. Aquí hay algunas preguntas clave para considerar:

Si no puedes conducir
tu propia vida de manera efectiva,
¿por qué querrían seguirte otros?
  • ¿Contra qué hábitos o tendencias lucho?
  • ¿Cómo me percibe la gente?
  • ¿Estoy creciendo en este momento?
  • ¿Me desafía a crecer la gente que me rodea?
  • Cuando cometo un error, ¿qué lo causa generalmente?
  • ¿Quién tiene influencia sobre mi vida en la actualidad?
  • ¿Con qué tipo de personas lucho con mayor frecuencia?
  • ¿Estoy ascendiendo en las posiciones de liderazgo? ¿Por qué sí o por qué no?

Es peligroso para un líder no ser consciente de sus propias debilidades. El líder que es efectivo en el autoliderazgo busca las áreas en las que necesita mejorar e invita a otros a señalar sus imperfecciones.

Lo que no puedes ver no cambiará. Lo que no puedes cambiar se convertirá en un hábito. Tus hábitos llegarán a ser tu estilo de vida. Los líderes que no reconocen las deficiencias personales básicamente desarrollarán hábitos no saludables.

5. Detente cuando estés yendo en la dirección equivocada. Cuando mi hijo Parker era joven, tenía una tendencia a empeorar las malas situaciones. Yo lo ayudé a reconocer cuándo la situación iba hacia la dirección equivocada. De esa manera, si Parker no podía revertirla, por lo menos podía detener el impulso negativo.

Así como Parker, mucha gente va de mal en peor. En vez de detenerse, apila malas decisiones sobre malas decisiones. El líder que es efectivo en el autoliderazgo reconoce en seguida cuándo va en la dirección equivocada y detiene ese comportamiento.

6. Desarrolla y mantén hábitos sanos. Las decisiones llevan a las acciones. Las acciones que se repiten se convierten en hábitos. Un líder que es efectivo en el autoliderazgo desarrolla hábitos sanos y los mantiene.

Yo no siempre quiero hacer ejercicio físico. Algunas mañanas estoy cansado o no tengo ganas. Pero he creado el hábito basado en una decisión, que surgió de una prioridad. Cada vez que lo hago, estoy inculcando el hábito en mi mente e integrándolo a mi calendario.

Tú tienes hábitos. Todos los tenemos. ¿Por qué no crear buenos hábitos? La gran cuestión acerca de los hábitos es que puedes elegirlos.

Pablo instruye a los tesalonicenses a desarrollar hábitos sanos:

Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros. Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos. Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos. Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús (1 Tesalonicenses 5:12-18).

Esta lista incluye muchos buenos hábitos. El amor, el respeto y la honra a los líderes. Resolver los conflictos. Advertir a la gente que está tomando malas decisiones. Dar aliento. Ayudar a los necesitados. Practicar la paciencia y la bondad. Elegir el gozo. Orar. Expresar gratitud.

7. Haz lo correcto, a pesar del contexto. No solo hago el bien cuando estoy con nuestro superintendente distrital. Aprecio y sigo su liderazgo, pero también oriento mi vida a lo que es justo cuando él no está presente. Me esfuerzo por ser la misma persona en la iglesia y en casa, en público y en privado.

Una manera simple de identificar que alguien tiene dificultades con el autoliderazgo es observando el comportamiento incongruente en los diferentes contextos. Un pastor que predica contra beber alcohol, pero bebe una margarita durante las vacaciones es deficiente en el autoliderazgo. Un miembro del personal que es respetuoso de las autoridades, pero maltrata a las personas que están bajo su supervisión es deficiente en el autoliderazgo. Un maestro que alienta a la gente a diezmar, pero no lo hace en su vida personal es deficiente en el autoliderazgo. Un diácono cuyas palabras son puras en la iglesia, pero profanas en la cancha de golf es deficiente en el autoliderazgo.

Si no puedes conducir tu propia vida de manera efectiva, ¿por qué querrían seguirte otros? Los líderes que se destacan en el autoliderazgo actúan con la misma integridad en todo contexto. Su carácter y comportamiento no están basados en la situación del momento, sino en decisiones. Esa clase de liderazgo fomenta la confianza, el respeto y el compromiso en los seguidores.

Pablo le dice a la iglesia en Corinto: «Imítenme a mí, como yo imito a Cristo» (1 Corintios 11:1). Si las personas siguen tu ejemplo, ¿están siguiendo el ejemplo de Jesús?

8. Haz lo justo, aunque sea difícil, cueste o sea un inconveniente. Todos pueden hacer lo correcto cuando hay una recompensa. Todos pueden hacer el bien cuando alguien los mira Todos pueden hacer lo justo cuando hay un mandato de por medio.

El autoliderazgo efectivo hace lo correcto, incluso cuando no hay recompensa inmediata, cuando nadie se enterará, cuando no hay requisito y cuando es costoso, inconveniente, incómodo o arduo. Ellos toman la decisión de antemano, en base a un principio. 

9. Depende de Dios. Autoliderarte es una tarea difícil. De hecho, sin la ayuda del Espíritu Santo, ¡es una tarea imposible! Los líderes que son efectivos en el autoliderazgo reconocen sus debilidades y tendencia a fallar. En vez de tornarse espiritualmente orgullosos, se mantienen humildes, dependen a diario de la guía del Espíritu Santo y de la sabiduría divina.

Proverbios 2:6-11 describe los beneficios de depender de Dios:

Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino; la sabiduría vendrá a tu corazón, y el conocimiento te endulzará la vida. La discreción te cuidará, la inteligencia te protegerá.

El camino del autoliderazgo es arduo. Cuando creo que he triunfado, surge un nuevo desafío.

Durante esta pandemia, tuve que ejercitar el autocontrol más que nunca. Tengo muchas opiniones. Algunas de ellas tal vez hasta sean acertadas. Pero también sé que compartir mis opiniones puede crear dificultades innecesarias para mi iglesia y distracciones para mí como líder.

Quiero declarar con estridencia lo que otros deberían hacer. Quiero discutir de por qué mi opinión es la correcta. Quiero desafiar a algunos que todavía no han regresado a la iglesia. Quiero desahogar mi enojo y mis emociones en las redes sociales. Pero sé que nada de eso hará que el Reino avance y edificará la iglesia de Dios.

En esta época, el autoliderazgo efectivo para mí ha consistido en cerrar mi computadora portátil, cerrar la boca y elegir amar a las personas con quienes no estoy de acuerdo.

¡Nadie dijo que el autoliderazgo era fácil! El autoliderazgo es un recorrido, una tarea de toda la vida. El líder que es efectivo en el autoliderazgo está mejor capacitado para liderar a otros y para liderar una organización sana e inspiradora.

Rod Loy es el pastor principal de First Assembly of God en la ciudad de North Little Rock, Arkansas.

Este artículo aparece en la otoño 2021 de la revista Influence.

RECOMMENDED ARTICLES
Advertise   Privacy Policy   Terms   About Us   Submission Guidelines  

Influence Magazine & The Healthy Church Network
© 2024 Assemblies of God