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 the shape of leadership

Solo es cuestión de tiempo

Hacer planes en el momento presente para la transición pastoral

Ron McManus on May 8, 2024

Los líderes devotos se han visto en apuros con las transiciones desde hace mucho tiempo.

En el Antiguo Testamento, Moisés transfirió con éxito su liderazgo a Josué, bajo cuyo mandato Israel experimentó prosperidad y victorias militares. Pero Josué no logró orquestar una transición similar y, tras su muerte, Israel cayó en la inmoralidad y la idolatría.

Esta es una lección que deben atender con gran urgencia las iglesias que afrontan los retos del siglo XXI. Si alguna vez se ha vivido un momento crucial para planificar el futuro de la Iglesia, es ahora.

La edad media de los pastores protestantes en Estados Unidos es de 52 años, según un estudio de Barna de 2022. Sólo el 16% tiene 40 años o menos.

Otra encuesta de Barna de 2022 reveló que el 42% de los pastores había considerado la posibilidad de abandonar el ministerio a tiempo completo durante el año anterior (frente al 29% que dijo lo mismo en 2021). Las tres razones principales que los pastores citaron para considerar la posibilidad de abandonar el ministerio fueron “el inmenso estrés del trabajo” (56%); sentimientos de aislamiento y soledad (43%); y “divisiones políticas” (38%).

Cada año, miles de iglesias experimentan transiciones pastorales. Por desgracia, la mayoría de las congregaciones no están preparadas para afrontar la partida de un líder. Y muchas pasan apuros cuando inevitablemente llega ese momento.

Es por ello que cada iglesia debe desarrollar un plan de sucesión, una hoja de ruta para la transición de un pastor al siguiente. El futuro de la congregación depende de que el relevo se produzca sin contratiempos.

 

Un proceso guiado por el Espíritu

Para preparar al próximo líder de manera que tenga éxito, el pastor debe estar dispuesto a someterse al tiempo de Dios. Eso incluye saber cuándo dar un paso a un lado, ya sea hacia la jubilación o hacia otra posición en el ministerio.

La transición es más fácil cuando alguien de quien el pastor ha sido mentor está preparado para sucederle. Esto ayuda a garantizar la coherencia con el ADN y la cultura de la iglesia.

Si es necesario un proceso de búsqueda, los líderes de la iglesia necesitarán orientación y una estrategia deliberada. Cualesquiera que sean las circunstancias de la transición, resulta útil contar con expertos externos.

Durante los últimos 24 años, he tenido el privilegio de servir como pastor de transición en 14 iglesias. En algunas de ellas he permanecido hasta dos años, guiando a las congregaciones en el proceso de instalación de nuevos líderes.

Lamentablemente, muchas congregaciones apresuran el proceso de búsqueda en vez de preparar a la iglesia para que florezca.

No basta con encontrar un orador que ocupe el púlpito los fines de semana mientras se busca un nuevo pastor. Las iglesias en transición necesitan a alguien que pueda proporcionar liderazgo espiritual, trabajar con el personal y los miembros de la junta directiva, evaluar los sistemas del ministerio y ofrecer consejos sabios.

El objetivo del pastor de transición debe ser llevar a la iglesia a un mejor estado de salud, al tiempo que acompaña a los miembros en el proceso de encontrar a la persona que Dios quiere usar para guiarlos hacia el futuro.

No se trata de personalidades o egos. Más bien, debe ser un proceso sagrado, guiado por el Espíritu. Los tiempos de transición en la iglesia son oportunidades para que todos los involucrados crezcan en la fe, la oración y la dependencia de Dios.

 

Cinco tipos de transición

Como describo en mi libro, The Transition Leader [El líder de transición], existen cinco tipos de transiciones pastorales:

1. Transición heredada. Implica que un pastor principal ceda el liderazgo a un hijo, hija o discípulo cercano. La dinámica familiar, así como los plazos y las expectativas poco precisos, pueden dificultar estas transiciones.

2. Transición a un pastor interino. Un plan que incluya un pastor interino o de transición durante al menos un año alivia la presión de seleccionar a un candidato de inmediato. Esto da espacio para el crecimiento organizativo y hace que el proceso de búsqueda sea más saludable.

Este enfoque también da tiempo al pastor de transición para guiar a la junta a través de un proceso de selección. Este tipo de transición es especialmente útil cuando un pastor que ha dirigido la iglesia durante muchos años se marcha sin nombrar sucesor.

3. Intervención de catástrofes. Se necesita una respuesta rápida si la transición es consecuencia de un fracaso moral, el debilitamiento o la muerte repentina de un pastor principal. Un pastor interino o de transición dirige la iglesia durante un período de búsqueda pastoral.

La mayoría de las congregaciones no están preparadas para afrontar la partida de un líder. Y muchas pasan apuros cuando inevitablemente llega ese momento.

4. Transición programada. Este proceso solo se produce cuando los líderes de una iglesia están lo suficientemente orientados hacia el futuro como para desarrollar un plan de transición antes de que el pastor se traslade o se jubile. Puede implicar el nombramiento de un sucesor mientras el pastor saliente aún sirve en la iglesia.

Una transición planificada permite al pastor y a la junta establecer un perfil preferido del candidato ideal y tomar decisiones calculadas de manera progresiva. La mayoría de los pastores que planifican la transición dejan pasar uno o dos años para que se desarrolle el proceso y no tienen un sucesor en mente al principio.

5. Transición bajo la supervisión del distrito. En algunos casos, los líderes del distrito o de la red de ministerios supervisan el proceso de transición, a menudo junto con un consultor externo.

 

Gestión de relaciones

Muchas personas esperan que la transición de un pastor a otro sea algo sencillo. Esto podría ser verdad si no hubiera relaciones, personalidades y sentimientos de por medio. La realidad es que estos factores pueden impedir o facilitar los procesos de transición.

Una transición heredada puede funcionar bien si la relación entre ambas partes ya es saludable y los estilos de liderazgo son similares. Si los temperamentos y las personalidades son diferentes, el reto es mayor.

Hace poco trabajé con un padre y su hijo en una transición heredada en la que las personalidades eran totalmente diferentes. El padre era extrovertido y relacional, mientras que el hijo era más estratégico e introspectivo.

Reconociendo sus diferencias, ambos líderes se esforzaron por salvar las distancias. Meses antes de que los miembros de la congregación votaran a favor del hijo como próximo pastor, el candidato joven empezó a reunirse con diversos grupos de la iglesia para entablar relaciones más estrechas. Esto incluía interactuar con adultos mayores y otras personas que habían formado parte de la congregación durante muchos años.

Incluso cuando el sucesor no es un pariente, puede haber cuestiones familiares que considerar. Por ejemplo, a veces surgen problemas cuando un pastor está listo para jubilarse, pero su cónyuge no. Después de años de servicio y sacrificio, dejar ir puede ser difícil. Por eso, las parejas ministeriales deben trabajar juntas en el proceso de sucesión.

En lugar de enfocarse en lo que dejan atrás, los líderes salientes y sus familias deben buscar nuevas oportunidades de servicio. Es importante que todos los implicados en el proceso de transición capten la visión del maravilloso futuro hacia el que Dios los conduce.

Es lamentable que las interferencias posteriores a la transición sean un problema común. El pastor saliente debería asistir a los servicios en otro lugar como mínimo entre tres y seis meses después de la llegada de un nuevo líder. Esto da tiempo a los congregantes para vincularse con su nuevo pastor. De lo contrario, las personas de la iglesia puede seguir buscando el consejo del pastor anterior.

Un acuerdo por escrito entre el pastor saliente y el entrante es beneficioso. Dicho documento debe explicar las expectativas de ambos líderes, lo que puede ayudar a eliminar malentendidos. Esto es especialmente importante cuando el pastor saliente ha servido a la iglesia durante 20 años o más. Es duro alejarse, pero es una parte necesaria de la transición.

He visto cómo la interferencia de antiguos pastores creaba grandes problemas a los nuevos pastores y a sus iglesias. Los límites y una comunicación clara son absolutamente vitales.

 

Honor y generosidad

Dejar un cargo ministerial no solo es difícil desde el punto de vista emocional. Para muchos pastores, la transición puede parecer económicamente inviable. De hecho, algunos renunciarían hoy a sus iglesias si pudieran encontrar una salida.

Parte de mi trabajo en Legacy Transition Group [Grupo de Transición del Legado] consiste en colaborar con las juntas directivas y los comités de finanzas de las iglesias en la elaboración de acuerdos de liquidación para los pastores salientes. Hemos ayudado a muchos líderes de la iglesia a superar los obstáculos financieros que suponen el traslado o la jubilación.

Ofrecer beneficios como contribuciones para la jubilación no siempre es fácil para las iglesias más pequeñas. Sin embargo, estas inversiones benefician en última instancia a toda la congregación. Nadie quiere que un pastor agotado se aferre al liderazgo solo por razones financieras.

El mejor momento para planificar la transición pastoral es mucho antes de que llegue el momento.

Dos valores que deben impregnar las transiciones de liderazgo son el honor y la generosidad. En un ambiente así, el cambio es más fácil para todos. Puede convertirse en un tiempo de celebración de lo que el Señor ha hecho y de anticipación de todo lo que hará.

 

Calendario de transición

Una vez que un pastor decide dejar el cargo, puede seguir una transición planificada. A continuación se ofrece un ejemplo de cómo podría llevarse a cabo.

Normalmente, el pastor saliente inicia una conversación con la junta directiva con un año de antelación. En unos nueve meses, la junta designa a un candidato que recomendará a la congregación.

El siguiente paso es planificar una reunión de negocios, para informar a la congregación con seis u ocho semanas de antelación. Tras conocer al candidato y oírle predicar, los miembros votan.

No espere a que la partida sea inminente para comenzar a pensar en cómo lo afrontará su congregación.

Seis meses después de que la congregación elija al pastor electo, se celebra un evento de despedida para el pastor saliente. La semana siguiente se efectúa la instalación oficial del nuevo pastor.

El período entre la elección del nuevo pastor y la despedida del pastor saliente es un momento estratégico de mentoría.

Seis meses suelen ser suficientes para una transición eficaz. Además de facilitar la formación y la comunicación entre los líderes, este período da a los miembros de la congregación espacio para procesar emocionalmente el cambio que se avecina.

 

Mientras tanto

Cuando una junta o comité de la iglesia inicia una búsqueda pastoral, el primer paso es desarrollar un perfil de lo que la congregación está buscando.

Este es un punto en el que pueden surgir dificultades. Algunos miembros pueden albergar la esperanza de encontrar una copia al carbón de su pastor actual. Otros, deseosos de algo nuevo, pueden desear exactamente lo contrario.

Es importante ser objetivo y tener en cuenta el ADN de la iglesia al elaborar un perfil. Por ejemplo, si la iglesia siempre ha mantenido un fuerte énfasis misionero, el próximo pastor también debería tener un corazón para las misiones.

Actualmente estoy trabajando con una iglesia cuyo pastor fundador se jubiló recientemente después de 38 años. Aunque la congregación lleva varios meses en el proceso de transición, el comité de búsqueda aún no está preparado para presentar un candidato. Esto podría ser una bendición, ya que las iglesias a menudo necesitan cierto margen entre el pasado y el futuro.

Cuando los nuevos pastores siguen rápidamente los pasos de líderes con un mandato prolongado, a menudo tienen dificultad para ganar apoyo y aceptación. Con demasiada frecuencia, estos pastores abandonan el cargo después de sólo dos o tres años.

Un pastor de transición puede ayudar al próximo pastor a tener éxito sirviendo de amortiguador durante el tiempo intermedio.

El cambio es inquietante. Cuando un pastor se va, algunos miembros de la congregación se sienten tristes o ansiosos. Otros se impacientan y frustran con el proceso de búsqueda.

La gente tiene diferentes necesidades durante esta temporada inusual. Además de una buena predicación y enseñanza, necesitan paz y sanidad.

A veces me imagino lo que el apóstol Pablo escribiría a alguien que estuviera sirviendo como pastor de transición. Creo que Pablo podría decir algo como esto “Recuerda que esta es la iglesia de Cristo, una parte de su cuerpo vivo. Estás llamado a dirigir esta iglesia sólo por una temporada, pero hazlo con todas tus fuerzas, para la gloria de Dios. No permitas que nada la dañe o debilite.”

Para los pastores de transición, las tareas son simples y bien definidas: Traer paz y dirección espiritual; elaborar un plan de visión provisional; preparar a la congregación para el futuro; y ayudar a los miembros a desarrollar un enfoque hacia afuera.

 

Alcanzar la unidad

Algunos dicen que hoy en día los estadounidenses están tan divididos que no se ponen de acuerdo en nada. Sin embargo, he visto a los cristianos unirse una y otra vez durante periodos de transición pastoral.

Luego de preparar a las congregaciones para tales transiciones, todas las elecciones que he supervisado han resultado al menos en un 90% a favor de los nuevos líderes. Estos resultados demuestran el poder de los creyentes que adoptan una visión unificada y buscan la guía del Espíritu Santo.

No se trata de si su iglesia se enfrentará a un cambio pastoral, sino de cuándo. La única pregunta es si ocurrirá por defecto o por diseño. La buena noticia es que puede planificar desde ahora una transición suave y eficaz.

No espere a que la partida sea inminente para comenzar a pensar en cómo lo afrontará su congregación. Tome medidas hoy para desarrollar un plan que perdure más que su liderazgo y el de los miembros de su personal.

Hay muchas cosas en la vida que no podemos prever. La reciente pandemia de COVID-19 sin duda nos enseñó esa lección. Por eso me alegro de que, en última instancia, mantener el ministerio no dependa de mí ni de ti. El Señor es quien edifica y sostiene su iglesia.

Jesús le dijo a Pedro, «…sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mateo 16:18, NBLA).

La pandemia trajo consigo una serie de problemas imprevistos que todavía afectan a muchas congregaciones en la actualidad. Sin duda, las iglesias se enfrentarán a nuevos retos, igualmente desalentadores, en los próximos años. Pero podemos confiar en que Dios ama a la Iglesia y seguirá edificándola y haciéndola crecer.

Tanto en los buenos como en los malos momentos, el Espíritu nos fortalece en nuestro llamado al ministerio. Mi experiencia en liderar transiciones pastorales durante los últimos 25 años me hace creer que podemos salir victoriosos, incluso en medio de los retos más difíciles.

 

Ron McManus es el fundador y presidente de Legacy Transition Group [Grupo de Transición del Legado], ministro ordenado de las Asambleas de Dios y autor de The Transition Leader: Your Church’s Key to a Successful Pastoral Change [La clave del éxito para un cambio pastoral en su iglesia].

 

Este artículo aparece en la primavera 2024 de la revista Influence.

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