Descanso del alma para pastores cansados
Preguntas y respuestas con Doug Clay
¿Ha considerado seriamente dejar el ministerio de tiempo completo en el último año?”
Barna hizo esa pregunta en encuestas durante el 2021 y el 2022, y el resultado fue alarmante. La cantidad de ministros que están considerando activamente dejar el ministerio aumentó del 29% en enero del 2021 al 42% en marzo del 2022. ¡Eso es un aumento de casi el 45% en 15 meses!
La revista Influence entrevistó al Superintendente General de las Asambleas de Dios, Doug Clay, para conocer su perspectiva sobre esta tendencia, y dar a conocer sus consejos para los ministros que están considerando dejar el ministerio.
¿Le inquietan los resultados de estas encuestas de Barna?
Estoy muy preocupado. Las Asambleas de Dios tienen aproximadamente 10,438 pastores principales. Si se enfoca en ellos, el 42% se traduce en 4,384 pastores principales que están considerando dejar el ministerio. Eso indica que hay muchas iglesias con pastores heridos.
Según un estudio de Barna del 2023, entre los años 2015 y 2022, el número de pastores que informaron que su salud mental era “excelente” bajó del 39% al 11%. El número de pastores que expresaron tener una salud mental “por debajo del promedio” o “mala” casi se cuadruplicó, del 3% al 11%.
Muchos de nosotros estamos luchando emocionalmente. Necesitamos una salida hacia una mejor salud mental y espiritual.
Barna pidió al 42% que describieran los desafíos del ministerio que los llevaron a considerar renunciar. Los que respondieron utilizaron un lenguaje emocional: “Me siento ____” y “no me siento _____”. ¿Cómo los ministros deben procesar sus sentimientos?
Muchos podrían decir: “No importa cómo yo me sienta; sirvo por fe, independientemente de mis sentimientos”.
Permitir que las emociones controlen su ministerio no es bueno, pero evitar, esconderse o no administrar sus emociones tampoco es saludable.
Jesús es nuestro modelo. Él sintió las emociones semejantes a las nuestras, negativas y positivas, desde la ira (Marcos 3:5) hasta la compasión (6:34), desde la tristeza (14:34) hasta el gozo (Lucas 10:21). Sin embargo, Él nunca dejó que esos sentimientos dictaran Sus acciones. Él actuó conforme a su llamado, no por sus sentimientos.
Las emociones son un termómetro, no un termostato. Toman la temperatura de nuestros sentimientos en una situación dada, pero no deben dictar nuestras respuestas.
Es a partir del ser de un alma descansada que sucede cualquier cosa que valga la pena hacer en el ministerio.
Considere tres escenarios en el ministerio:
Experimenta conflictos en casa debido a la cantidad de tiempo que pasa en la iglesia. Se siente culpable por el tiempo que pasa lejos de la familia y molesto por las demandas del ministerio.
Su iglesia está estancada o en decadencia. Se siente avergonzado porque otras iglesias están creciendo, y comienza a dudar de su asignación actual, tal vez incluso de su llamado divino.
Recibe un correo electrónico hiriente y crítico de un amigo. Se siente herido y es tentado a responder con la misma moneda.
En cada caso, las emociones negativas nos dicen que algo anda mal, pero la situación empeorará si reacciona emocionalmente.
Al igual que Jesús, tenemos que actuar conforme al llamado, no por sentimientos.
¿Qué es el llamado?
El llamado es básicamente nuestra relación con Jesucristo (Romanos 1:6-7). Es diferente a nuestra asignación. Nuestra asignación es cómo vivimos nuestro llamado basado en nuestros dones espirituales. Tanto los pastores como los miembros de la iglesia son llamados, pero tienen diferentes asignaciones en el Cuerpo.
Vivir conforme a nuestro llamado tiene excelentes beneficios. Considere Mateo 11:28–30 NVI, donde Jesús dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso.Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”.
Esta invitación no es solamente para que los pecadores vengan a Cristo y encuentren la vida eterna. Es para todos los cristianos, incluidos los ministros que se sienten agobiados y tienen el corazón quebrantado. Cuando venimos a Jesús, hallamos descanso.
Ese descanso es mucho más profundo que el descanso físico, es el descanso del alma. En el ministerio, nuestros problemas no son dolores musculares. Por lo general, son emociones tensas, espíritu quebrantado, corazones cargados y mentes distraídas. Jesús promete dar a nuestras almas descanso de esas cosas.
Glynnis Whitwer escribe que el descanso del alma está “arraigado en la fe y la confianza de que somos profunda e incondicionalmente amados, y en que el Padre celestial nos mantiene a salvo en sus brazos”.
En algunos círculos de liderazgo de la iglesia, los logros son lo único que importa. Se valora más el hacer que el ser. Entonces, ¿cómo podemos entender la promesa de descanso que ofrece Jesús? El descanso se trata de ser, no de hacer.
Es a partir del ser de un alma descansada que sucede cualquier cosa que valga la pena hacer en el ministerio.
¿Cómo entramos en ese descanso?
Jesús usa tres imperativos en Mateo 11:28-30: “vengan a mí”, “carguen con mi yugo” y “aprendan de mí”. Cada imperativo enseña algo importante.
Primero, vengan a mí. Jesús no dice: “Vengan a mi enseñanza”, “vengan a participar en este proyecto” o “vengan y hagan más”. Él no ofrece una lista de tareas pendientes, como el noble camino óctuple de la enseñanza budista o los cinco pilares del Islam o incluso los siete hábitos de la gente altamente efectiva de Steven R. Covey.
Jesús simplemente se ofrece a sí mismo. Él es la solución divina a todo el peso y las cargas que llevamos. No fuimos diseñados para llevar solos esas cargas.
Jesús nos invita a tomar un descanso de todas las cosas horizontales del ministerio, y dirigir nuestra atención verticalmente, donde nuestras almas fatigadas, cansadas y agobiadas encontrarán descanso.
Segundo, carguen con mi yugo. Un yugo es una viga de madera que une dos animales de labranza para distribuir una carga de trabajo entre ellos. Es una herramienta que hace posible la colaboración.
Jesús está diciendo: “Quiero asociarme contigo en el ministerio”.
Parte de cargar el yugo de Jesús es ceder el control y dejar que él marque el ritmo de nuestro ministerio. Cuanto mayor sea nuestra necesidad de controlar las cosas, más nos sentiremos desequilibrados, estresados y fatigados.
Sin embargo, con bastante frecuencia nos enyugamos a nosotros mismos. Decimos: “Quiero tener el control” y, en efecto decimos, “confío más en mí mismo que en Dios”.
O nos enyugamos a los demás, intentando complacerlos a toda costa. Las personas enyugadas a otras personas tienen una necesidad malsana de ser reconocidas y agradar los demás.
O nos enyugamos al éxito, haciendo que los logros cada vez más altos y mejores sean las marcas de haber llegado. Pocas personas pueden sobrevivir a ese tipo de “éxito”.
Es por eso que estar enyugado a Jesús es fundamental. Cuando estamos enyugados a Cristo, ¡es menos probable que nos comparemos a nosotros mismos o nuestros ministerios con los demás!
El yugo de Jesús nos invita a salir de la trampa de la comparación y a asociarnos con Él.
Tercero, aprendan de mí. Esta es una invitación a obtener una perspectiva divina sobre nuestra asignación en el ministerio actual. Podemos aprender mucho de Jesús, pero Mateo 11:29–30 enfatiza la mansedumbre y la humildad.
La mansedumbre es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:23). Los griegos usaban la palabra como una imagen de un caballo bajo el control de su jinete. la mansedumbre, entonces, es la capacidad de mantener el poder, la fuerza, los derechos y la autoridad bajo control.
Me pregunto cuántos ministros y ministerios mejorarían su eficacia practicando más la mansedumbre. Me pregunto cuántos fracasos ministeriales se habrían evitado si la mansedumbre hubiera sido más evidente.
La humildad es llegar al punto en que reconocemos que el ministerio no se trata de uno mismo; se trata de Jesús. La humildad está presente en toda la Biblia. Jesús vino a servir con humildad (Marcos 10:45). Pablo nos exhortó a revestirnos de humildad (Colosenses 3:12). Salomón escribió que la humildad precede a la honra (Proverbios 15:33; 18:12; 22:4). Y Santiago dice que Dios da gracia a los humildes (Santiago 4:6).
Solo cuando seguimos los pasos de Jesús con mansedumbre y humildad somos capaces de hacer las “cosas mayores” que Él nos prometió (Juan 14:12). Lo que hacemos es fruto de lo que somos.
¿Tiene unas últimas palabras de ánimo para los lectores?
El 16 de mayo del 2023, en el Lake Geneva Christian Center durante la Cumbre Mundial de los que Envían a las Misiones, sentí que el Espíritu Santo imprimía en mí el recordatorio de que Jesús intercede por nosotros.
Hebreos 7:25 dice: “Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos”.
Piense en eso: ¡Jesús vive siempre para interceder por nosotros!
Por lo tanto, nada puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8:35), pertenecemos a Él (Juan 17:9) y Él nos protege (17:11,15).
En medio de su tormenta y batalla, tiene a Uno que vela por usted, intercede por usted y le defiende.
Estar enyugado a Jesús significa que Él se entregó por nosotros. ¿Le entregaremos nuestra vida a cambio?
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