Influence

 the shape of leadership

Por qué las mujeres abandonan la Iglesia

Y cómo traerlas de vuelta

Ericka Andersen on February 15, 2023

Cuando Jill Fullstone dejó de asistir a la iglesia, no fue una salida repentina. Tenía hijos, su marido no estaba interesado en la iglesia y la vida le resultaba a menudo abrumadora.

Fullstone sabía que quería que la iglesia formara parte de la vida de sus hijos, aunque ella misma estaba perdiendo el interés. Encontró una iglesia con un gran programa para niños, pero Fullstone nunca participó en la vida de la congregación.

Cuando sus hijos llegaban al grupo de jóvenes, Fullstone solía dejarlos y marcharse, con la sensación de que la iglesia no tenía nada que ofrecerle. Finalmente, dejó de asistir por completo.

La experiencia de Fullstone es cada vez más común. Las mujeres abandonan la iglesia a un ritmo más rápido que nunca, y no necesariamente porque se hayan vuelto hostiles a la religión o planeen desconvertirse.

De 2003 a 2019, la asistencia semanal a la iglesia entre las mujeres adultas en EE. UU. se redujo del 48% al 31%, un descenso de diecisiete puntos porcentuales, según Barna Group. La asistencia de los hombres cayó seis puntos porcentuales, del 37% al 31%, durante el mismo periodo.

Aunque la proporción de mujeres y hombres que asisten semanalmente es ahora según las estadísticas igual, en los últimos años las mujeres han abandonado la iglesia a un ritmo casi tres veces superior al de los hombres. Este éxodo de mujeres es preocupante.

La asistencia a la iglesia en Estados Unidos lleva décadas disminuyendo. Sin embargo, el ritmo al que disminuye la participación femenina nos lleva a preguntarnos: ¿Qué les pasa a las mujeres?

Según datos del Pew Research Center, las mujeres suelen ser más propensas que los hombres a asistir a la iglesia al menos una parte del tiempo. Las mujeres también son más proclives a orar, leer la Biblia y afirmar que la religión es una parte importante de su vida. Entonces, ¿cuál es la causa de que muchas mujeres dejen de asistir a la iglesia con regularidad?

En la investigación de un libro que escribí sobre el tema, analicé encuestas cuantitativas y entrevisté a mujeres que han tenido problemas con la asistencia a la iglesia o que han dejado de asistir por completo. Los resultados fueron reveladores.

 

Dolor y trauma

Muchas mujeres citan experiencias dolorosas o traumáticas como la razón principal por la que dejaron de asistir a la iglesia. Algunas todavía están afectadas por los abusos espirituales, emocionales o incluso sexuales que sufrieron en la iglesia durante su infancia. Otras afirman que de adultas se les cerró la puerta por hacer demasiadas preguntas.

Puede ser difícil convencer a estas mujeres de que existen iglesias sanas y acogedoras donde pueden encontrar comunidad, amor y sanidad.

El dolor no siempre proviene de experiencias eclesiásticas personales. Las historias de los últimos años sobre abusos sexuales y mala conducta sexual entre miembros del clero han llevado a algunas mujeres a preguntarse si la iglesia es un lugar seguro para ellas y sus hijos.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una cuarta parte de las mujeres estadounidenses han sufrido una violación o un intento de violación, y un tercio han sido acosadas sexualmente en un lugar público. Cuando los líderes eclesiásticos no toman en serio estas cuestiones –– y optan por defender a los culpables en vez de proteger a los vulnerables––, las mujeres lo notan. Y para muchas, el dolor es intensamente personal.

Tras los escándalos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica, el 80 % de las mujeres católicas de 104 países afirmaron que la Iglesia no está haciendo lo suficiente para abordar el problema. Además, el 90% pidió más medidas para poner fin a otras formas de abuso, como el abuso espiritual y el abuso de poder.

A menos que los líderes den a las mujeres razones para asistir y lugares donde servir y pertenecer, el descenso de la asistencia femenina continuará.

Una mujer citada en el informe International Survey of Catholic Women [Encuesta internacional de mujeres católicas] dijo: ‹‹He sufrido un gran daño. Si la Iglesia no repara el daño causado, no sobrevivirá››.

En una encuesta de Lifeway Research de 2019 de protestantes que asisten a la iglesia al menos una vez al mes, el 5% de los encuestados dijeron que habían dejado de asistir a una iglesia porque sentían que los líderes no tomaban en serio la mala conducta sexual. Y el 4% informó haber dejado una iglesia porque no se sentían seguros de la mala conducta sexual.

Nadie debería sentirse inseguro en la iglesia.

 

Duda y desilusión

Las crisis de fe hacen que personas de ambos sexos se alejen de la iglesia. Las expresiones de duda pueden incomodar a congregantes y líderes, lo que hace que algunos miembros se sientan como extraños. Como resultado, muchos dudan y simplemente dejan de asistir.

La de-construcción –– un proceso que implica cuestionar ciertos aspectos de la fe o desmantelarla por completo –– es un tema muy popular en Internet. Numerosos sitios web y asesores de vida se dirigen específicamente a mujeres que se sienten fuera de lugar en la iglesia y quieren desprenderse de la cultura evangélica, si no del cristianismo.

Entre los jóvenes de dieciocho a veinticinco años, el número de mujeres que se identifican como no afiliadas religiosamente es ligeramente superior al de hombres (49% frente a 46%), según Ryan Burge, investigador en ciencias políticas y autor de The Nones: Where They Came From, Who They Are, and Where They Are Going [Los Nones: De dónde vienen, quiénes son y adónde van].

En The Struggle to Stay: Why Single Evangelical Women Are Leaving the Church [La lucha por quedarse: Porque las mujeres evangélicas solteras se van de la iglesia], la autora Katie Gaddini afirma que las mujeres solteras en particular suelen sentirse excluidas en las iglesias que hacen hincapié en el matrimonio, la familia y los roles tradicionales de género.

Gaddini también cita las estructuras de liderazgo dominadas por los hombres como una fuente de desilusión entre las mujeres que están reconsiderando sus afiliaciones eclesiásticas.

Según la Oficina del Censo de EE. UU., las mujeres constituyen la mayoría de las personas mayores de veinticinco años con al menos cuatro años de educación universitaria (53% en 2021). Sin embargo, las mujeres siguen estando subrepresentadas en puestos de liderazgo en muchos ámbitos de la sociedad, incluida la Iglesia.

 

Falta de discipulado

En mis conversaciones con mujeres que abandonan la iglesia, me he dado cuenta de que muchas no entienden por qué la asistencia a la iglesia y la comunión cristiana son importantes. Esto es sintomático de una falta de discipulado.

Los líderes de las iglesias deben dar prioridad a la enseñanza de las lecciones fundamentales de la fe y a inculcar a los creyentes las razones por las que nos reunimos. Por desgracia, muchos fieles consideran que las iglesias existen para servirles, y algunas han reforzado esta idea entreteniendo a los santos en lugar de capacitarlos.

La Biblia nos dice que nos reunamos, que tengamos comunión, que oremos juntos, que nos apoyemos mutuamente y que vivamos en comunidad. Muchos fieles acuden a la iglesia solo para escuchar sermones, sin darse cuenta de que esto es solo una parte de lo que significa formar parte de una iglesia.

Cuando las personas no están comprometidas como miembros de la congregación, sirviendo y viviendo en una comunidad bíblica, pueden encontrar fácilmente razones para marcharse.

Esto es especialmente cierto para las mujeres, que a menudo se sienten sobrecargadas de trabajo, ignoradas y abrumadas. Algunas luchan por sacar a los niños de casa los domingos por la mañana. Otras asisten solas a la iglesia y se preguntan dónde encajan. Si no entienden la misión de la iglesia local o no reconocen el valor de volver semana tras semana, algunas de estas mujeres dejarán de asistir.

‹‹Siempre me ha gustado ir a la iglesia››, me dijo Kira, de veintitrés años y madre de dos hijos. ‹‹Pero mi marido no va, y yo trabajo muchos fines de semana, así que realmente ya no vamos››.

Hay cosas que los líderes de la iglesia pueden hacer para facilitar la asistencia de mujeres como Kira, como ofrecer múltiples horarios de culto. Pero a menos que los líderes también den a las mujeres razones para asistir y lugares donde servir y pertenecer, el descenso de la asistencia femenina continuará.

En una cultura de escepticismo y deconstrucción, las mujeres buscan respuestas sobre
su fe.

 

Malestar

Encontrar una nueva iglesia es una alternativa obvia a dejarla por completo. Pero estos cambios son difíciles. Incluso los feligreses más veteranos suelen sentirse incómodos al entrar en nuevos espacios de culto.

Cada iglesia tiene sus propios rituales y horarios, aunque las diferencias sean mínimas. En algunos edificios, encontrar las aulas, los baños y las entradas al santuario es desconcertantemente difícil.

Las transiciones eclesiásticas son especialmente difíciles para las mujeres que dejan a sus hijos en guarderías desconocidas. Si el proceso es difícil o el sistema no es seguro, es probable que la primera visita sea la última.

 

Cambios en el estilo de vida

Por supuesto, las mujeres también dejan de asistir a la iglesia por algunas de las mismas razones que los hombres, como la costumbre y la apatía.

La asistencia a la iglesia lleva años disminuyendo en muchos grupos demográficos. La iglesia local ya no es un pilar de la sociedad estadounidense, y muchas mujeres han adoptado los hábitos culturales de pasar los domingos por la mañana en casa o asistiendo a eventos deportivos.

La pandemia no ha ayudado en nada. La COVID-19 creó importantes trastornos para las mujeres, muchas de las cuales trabajaban en primera línea y se ocupaban de los niños. Cuando las escuelas dejaron de funcionar, algunas madres tuvieron que dejar el trabajo o ajustar sus horarios para cuidar a los niños en casa.

En medio de la agitación, muchos descartaron la asistencia a la iglesia. Algunos todavía no han vuelto a una casa de culto. Otros asisten solo esporádicamente.

En un informe de marzo de 2022 del Pew Research Center, el 12% de quienes se describían a sí mismos como asistentes habituales a la iglesia afirmaban no haber participado en un culto religioso en el último mes, ya fuera en línea o presencial.

 

Invertir la tendencia

¿Qué pueden hacer los líderes de las iglesias ante esta preocupante tendencia? Muchas mujeres que han dejado de asistir siguen siendo cristianas y parecen dispuestas a volver. Puede haber formas de hacer que vuelvan y de evitar que otras se marchen.

Cultivar entornos seguros y curativos. Dé una primera impresión que ayude a que los recién llegados se sientan cómodos, sobre todo cuando se trate de cuidar a sus hijos. Asegúrese de que las zonas infantiles estén limpias y sean seguras.

Crear y seguir políticas adecuadas para abordar el acoso y la agresión sexual. Informar inmediatamente a la policía de cualquier denuncia de conducta delictiva.

Los grupos pequeños pueden ofrecer a las mujeres la oportunidad de hacer amistades, compartir sus historias e iniciar el proceso de sanidad de las heridas eclesiásticas que hayan podido sufrir.

Los feligreses que sufren traumas graves también pueden necesitar que se les remita a un consejero cristiano. Tenga a mano una lista de profesionales cualificados.

Dejar espacio para el diálogo. En una cultura de escepticismo y deconstrucción, las mujeres buscan respuestas sobre su fe. Hágales saber que está bien hacer preguntas y debatir sus dudas. Escuche con respeto y ofrezca una enseñanza clara y bíblica.

Proporcione un espacio para debates sinceros sobre una serie de temas, ya sean culturales, personales o teológicos. Estos intercambios pueden tener lugar en el contexto de reuniones de grupos pequeños, relaciones de tutoría e incluso sesiones de asesoramiento pastoral.

Practicar la inclusición. Incluya a mujeres en todas las áreas de liderazgo de la iglesia, desde el equipo pastoral hasta la junta de diáconos. Esto no solo comunicará que su iglesia valora las contribuciones de las mujeres, sino que también aportará nuevas perspectivas y puntos de vista a su equipo.

Las iglesias con pastores y equipos de liderazgo mayoritariamente masculinos pueden descuidar inadvertidamente las necesidades de las mujeres. Incluir a las mujeres en el liderazgo facilitará la identificación y el tratamiento de esos puntos ciegos.

Ore específicamente sobre cómo ayudar
a las mujeres de su congregación y comunidad.

Ofrezca a las mujeres la oportunidad de predicar, ya sea que le pida a un miembro del personal o de la iglesia que le sustituya, o para darle la bienvenida a un orador invitado.

Considere los diversos tipos de mujeres representadas en su congregación, incluyendo mujeres que nunca se han casado, profesionales de negocios, misioneras, estudiantes graduadas, cuidadoras y jubiladas. Utilice ilustraciones de sermones, historias, narraciones bíblicas y testimonios que destaquen a mujeres cristianas de todos los ámbitos de la vida. Asegúrese de que cada mujer sepa que hay un lugar para ella en la congregación y en el reino de Dios.

Cerrar las brechas del discipulado. Eduque a feligreses sobre el propósito de asistir a la iglesia. Un enfoque orientado a los buscadores puede atraer a gente nueva, pero si estas personas nunca van más allá de una mentalidad consumista, tendrán pocas razones para seguir asistiendo cuando les resulte más fácil quedarse en casa.

Como miembros del cuerpo de Cristo, tenemos responsabilidades mutuas. Cuando las mujeres entienden las razones bíblicas por las que nos reunimos, es más probable que se comprometan a participar en la iglesia y que superen los retos de asistir.

Bienvenidas. Desde la creación y el mantenimiento de un sitio web informativo y acogedor hasta la garantía de que los que están en la puerta principal son cálidos, atractivos y están en sintonía con las necesidades de los nuevos asistentes, haga lo que pueda para facilitar que la gente venga a la iglesia por primera vez, o por milésima vez.

Una señalización clara, insignias con los nombres de los miembros del personal y los voluntarios, ministerios a los niños de calidad y una tarjeta o llamada telefónica de seguimiento pueden contribuir en gran medida a que los visitantes o los asistentes poco frecuentes vuelvan a la iglesia.

Ore específicamente sobre cómo ayudar a las mujeres de su congregación y comunidad. Dedique tiempo para escuchar a las mujeres, preguntándoles cómo puede apoyarlas mejor la iglesia.

Deje claro que tanto las mujeres como los hombres pueden servir y dirigir en su iglesia. Desarrolle un vibrante ministerio femenino, donde mujeres de diversos orígenes y etapas de la vida puedan participar juntas en la comunión, el estudio y el discipulado. Siempre que sea posible, proporcione guarderías para las actividades de la iglesia, de modo que las madres puedan asistir más fácilmente.

Las estadísticas de asistencia no revelan lo que ocurre en la vida de las personas. Cada mujer tiene una historia de vida y un camino de fe único. Escucha a las mujeres, conoce sus circunstancias y preocupaciones, y atiéndelas allí donde se encuentran, puedes llegar a ellas una a una, y hacer que vuelvan.

Las mujeres que visitan su iglesia pueden ser solteras y sin hijos, estar criando a niños pequeños, o estar navegando por la vida como nidos vacíos. Pueden ser amas de casa, cirujanas, soldados o ejecutivas. Independientemente de sus diferencias, todas tienen necesidades que sus ministerios pueden satisfacer y dones que su iglesia puede utilizar.

En 2021, algo empezó a cambiar para Fullstone. En vez de limitarse a enviar a sus hijos a la iglesia, sintió el deseo de volver a asistir ella misma. Fullstone trató de ignorarlo, pero el tirón en su corazón continuó.

Finalmente, Fullstone empezó a probar algunas iglesias nuevas, en busca de una que encajara bien tanto con ella como con su familia. Seguidamente descubrió una pequeña congregación que la hizo sentirse bienvenida y cómoda.

Más de un año después, Fullstone y su marido sirven juntos en el equipo de bienvenida, sus hijos participan en el grupo de jóvenes y sus nuevos amigos de la iglesia caminan con ellos mientras crecen en el discipulado.

Fullstone se alegra de haber vuelto a la iglesia. Si las iglesias locales se empeñan en atenderlas, muchas mujeres que actualmente no asisten a ellas pronto podrán decir lo mismo.

 

Ericka Andersen es autora de Reason to Return: Why Women Need the Church and the Church Needs Women [Razón para volver: Porque las mujeres necesitan a la Iglesia y la Iglesia necesita a las mujeres].

 

Este artículo aparece en el invierno 2023 de la revista Influence.

RECOMMENDED ARTICLES
Advertise   Privacy Policy   Terms   About Us   Submission Guidelines  

Influence Magazine & The Healthy Church Network
© 2024 Assemblies of God